Cuando preguntamos a nuestro alrededor qué se entiende por marca (casi) todo el mundo nos dice lo mismo: un logotipo.
Y este será el caso del bar de la esquina de tu pueblo o de la mercería de tu tía pero no de lo que tú quieres crear para tu nuevo negocio: una marca que traspase fronteras, que se convierta en el nuevo Apple, que cotice en 4 años en el IBEX35 y que después petarlo muy fuerte venga un inversor surcoreano y te la compra a tocateja (así, apuntando alto que para eso es tu idea).
Una marca es mucho más que un logotipo con unos colores bien elegidos
Es un conjunto de sensaciones, percepciones y experiencias que una persona tiene al entrar en contacto con una organización, sus productos y servicios. Vamos, como lo que sientes al pensar en ese viajaco increíble que te pegaste con tus mejores amigos pero en versión marketing.
Y es que para llegar a crear ese logotipo de esa marca que luces con orgullo en tu camiseta o ese video que has compartido hasta la saciedad en tu muro, hay mucho trabajo previo al logo y al rodaje de ese video.
Trabajo que comienza con la estrategia de marca, un trabajo “invisible” a los ojos pero a partir del cuál se crean los cimientos para que tus clientes te compren, se conviertan en prescriptores de tu producto, compartan todas tus fotos y sientan que, tu marca es uno más en su lista de amigos.